Servicios Legales Puertas Abiertas opera en tierras que nunca estuvieron vacías, tierras que han sido el hogar de muchas naciones durante milenios, incluyendo a los anishinaabek, wendat y haudenosaunee. Tierras que, según algunas historias, fueron ocupadas por mutuo acuerdo, tierras que, en realidad, fueron ocupadas mediante engaño, despojo, desplazamiento forzado y genocidio. Tierras que, según el derecho internacional, se consideraban vacías porque carecían de dueño, pues la relación con la tierra nunca se conceptualizó en términos de propiedad o dominación.
La tierra es mucho más que la base biológica sobre la que construimos y vivimos. La tierra se relaciona con las relaciones, el parentesco, la identidad, con quién pertenece y a quién valoramos. Se relaciona con la memoria y la conexión, la tradición y la evolución. Para muchos, la pregunta "¿de dónde eres realmente?" evoca el doloroso legado del desplazamiento forzado y la migración, recordándonos que, para muchos, el hogar es un concepto complejo y a menudo controvertido. Que para muchos, siempre eres extranjero, siempre otro.
Recordemos que el robo del colonialismo se extiende más allá de la tierra, a pueblos, culturas, historias y parentescos. Que este robo también fue una reescritura de esos pueblos, culturas, historias y parentescos, de modo que la forma en que nos relacionamos con la tierra, con nosotros mismos y con los demás se ha visto alterada fundamentalmente. Que mucho de lo que hemos llegado a considerar normativo se construyó para oprimir y deshumanizar. Que el lenguaje que facilita nuestra capacidad de comunicarnos a menudo perpetúa dinámicas de poder arraigadas en historias coloniales y presentes de dominación, desigualdad y borrado. Y que la historia, como el lenguaje, nunca es neutral y siempre tiene un autor.
No olvidemos que las instituciones en y a través de las cuales buscamos cuestionar y desafiar las lógicas coloniales están involucradas en mantener y perpetuar el despojo de tierras, aquí y en otros lugares. Ese colonialismo no es una reliquia del pasado, sino una condición omnipresente en nuestras vidas.
Al expresar nuestra gratitud por la oportunidad de vivir y aprender en esta tierra, reconozcamos también las historias de desplazamiento que han moldeado y determinado la presencia de muchos que ahora consideran este lugar su hogar. Esa gratitud a menudo coexiste con una profunda comprensión de las dolorosas realidades que han allanado el camino para estas experiencias de gratitud. Que esa gratitud no sea un destino, sino el punto de partida para reflexionar sobre nuestras responsabilidades no solo con esta tierra y sus pueblos, sino también con nuestros propios proyectos de desarrollo. Al hablar de derechos humanos, no olvidemos nuestra responsabilidad humana de no solo reclamar su reconocimiento, sino de reconocerlo.
Finalmente, recordemos que las historias indígenas también son historias del mundo. Las historias africanas y negras también son historias del mundo. Las historias LGBTQ también son historias del mundo, las historias latinas son historias del mundo, no lo olvidemos.